en Cosas de mi Tierra
La afición a las peleas de gallos es algo que los cubanos practican desde tiempos de antaño. Cuando a finales del siglo XIX el ferrocarril ya se encontraba funcionando, para limitar el exceso de equipaje a cada pasajero se les permitía llevar una sola maleta y su gallo de pelea bajo el brazo.
Gallo de pelea en un tope.
Muy popular eran, y aun son, los gallos en las zonas rurales y también en las ciudades. Antes habían fincas dedicadas a solo la cría de gallos finos, o de pelea. No sabemos si esas fincas aun existen.
Un gallo aun no prepradado para las peleas.
Nosotros no estamos de acuerdo con las peleas de gallos, ni de ningún otro animalito, pero es una realidad de la cultura cubana y no podemos negarla. Claro, que no estemos de acuerdo con la pelea es una cosa y otra es no admirar los gallos cubanos, o de cualquier otro lugar, criados en linajes tan discriminatorios y selectos. Otro punto de vista es que si uno de estos gallos se da al monte, no va haber otro animal que se le acerque.
Así se ponen estos gallos cuando están peleando.
Como estos gallos eran caros, entonces los muchachos comenzaban su afición con los Kikiris. No son tan grande como el gallo inglés, o fino, pero uno que otro hace un buen papel.

Una familia cubana.

¡Esto sí es un gallo cubano de verdad!
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